Cuando se piensa en las ventajas de la práctica de deportes, el primer pensamiento es, probablemente, que el deporte mejoran nuestro estado físico. Pero la investigación muestra que hacer deporte, también mejora nuestro estado psicológico más allá de los beneficios que proporcione a nuestro cuerpo.
Reduce el estrés y mejora la relajación
Mientras se ejercita, el cuerpo libera endorfinas, unas sustancias químicas en el cerebro que producen sensación de felicidad y euforia. Además de esto, también produce norepinefrina, un químico que modera la respuesta del cerebro a la tensión generada por el estrés e inclusive puede aliviar ciertos síntomas de depresión. La liberación de energía y de neurotransmisores durante y después del ejercicio puede ayudar a la gente que padece de ansiedad a relajarse de manera física y mental.
El ejercicio promueve la liberación de las tensiones y reduciendo los niveles de cortisol, la conocida hormona del estrés. En definitiva, el ejercicio físico fomenta la homeostasis del organismo. No realizar ejercicio físico de forma regular se ha mostrado como uno de los factores de riesgo ante numerosas enfermedades. Los médicos ya no sólo te preguntan “¿fuma usted, bebe? Sino que hacen mucho hincapié en la ausencia de actividad física como culpable de numerosas enfermedades, desde problemas de circulación, dolores musculares, pérdida de la masa ósea hasta trastornos psicopatológicos.
Mejora las funciones cognitivas y de memoria.
El ejercicio favorece la producción de nuevas neuronas (neurogénesis) y de la conexión entre ellas (sinapsis) incrementando así la creación de más células del hipocampo que son las responsables de la memoria y el aprendizaje.
Autoestima
Verse bien físicamente mejora la imagen que se tiene de uno mismo, esto ayuda a tener una percepción más positiva de nuestra persona y hace que nos autovaloremos de mejor manera.
Mejora la integración y las relaciones sociales
Si la auto-percepción y la salud emocional mejoran, las relaciones sociales también mejorarán como producto de la confianza personal obtenida y la pérdida de miedo, en cierto modo, al rechazo o al juicio externo.
Fortalece lazos afectivos
Si se realizan actividades que fomenten las relaciones interpersonales, como clases grupales, sesiones de ejercicio en conjunto con otras personas y deportes colectivos, se fortalecerán valores como el trabajo en equipo, el compañerismo y la cooperación, importantes en la interacción del individuo como ente social, y se favorecerá también la comunicación y la convivencia más allá de la actividad física.
No es necesario pertenecer a un equipo profesional o ser un deportista élite para hacer ejercicio y disfrutar de los beneficios que la actividad física ofrece; el simple hecho de disfrutar de una tarde en bicicleta, realizar una caminata por el parque, trotar al aire libre, etc. traerá múltiples satisfacciones que harán de la persona un individuo más sano y pleno en todos los aspectos de la vida.
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